Sí, pero no sólo están en la vida después de la muerte, están simplemente
en la vida. El infierno está en esos momentos de sufrimiento, en esos momentos
profundos del alma en los que nada tiene sentido y hasta respirar te duele.
Esos momentos en los que me resisto a vivir lo que me toca vivir, porque hay
momentos de la vida que son inevitables, en los que la vida nos hace pasar por
un embudo y la única salida posible es esa, justo esa que quizá llevo
intentando evitar media vida. Pues bien, llega un momento en que me toca pasar
por ese lugar por el que no quería pasar y me resisto con todas mis fuerzas.
Esto equivale a remar con todas mis fuerzas contra corriente, que decíamos en
el artículo anterior y qué sucede cuando te resistes, pues sólo pasa que te
agotas, que resistes mientras tienes fuerzas pero en algún momento, tus fuerzas
se agotarán y tendrás que rendirte a lo que toca.
Será esa resistencia a lo que me toca vivir lo que me haga vivir en el más
profundo infierno de mi existencia y lo peor es que por atracción, en ese
tiempo todo saldrá mal, como la ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá
mal” pero seré yo la que esté provocando que salga mal, por mis resistencias.
Cuando fluyes, todo patina como por aceite, todo va sin resistencias y
normalmente, todo sale bien. Normalmente, aparecen personas, libros, frases o
palabras que te lo facilitan y es entonces, que la tranquilidad de estar
haciendo todo lo que puedes, la calma que aporta ver que las cosas salen bien
sin más, esa confianza en la cara bonita de la vida, la que te permite vivir en
el “Cielo” pero ya en la tierra.
Realmente, “el cielo” para mí es esa sensación de placer que supone vivir
el momento y aprender a saborear todos los sabores que te trae la vida desde
los dulces a los amargos, sin resistencia, desde la comprensión y el amor,
hacia mí primero y hacia todas las personas que me rodean, incluso el que me
daña, porque sólo se puede dañar con el sufrimiento previo. Así que si alguien
me intenta dañar o me daña sin querer, sólo podré perdonar, es el único camino
que me lleva al cielo, pero no me refiero al cielo desde una perspectiva
religiosa, después de la muerte. Me refiero al cielo en la tierra, porque a
veces no hay que morir, para disfrutar el cielo y no hay que estar muerto para
vivir en el más difícil de los infiernos. Ambos, son en la tierra una creación
de mi mente ¿perdona? Me dirás, ¿que yo me creo mi dolor? No, tu no puedes
crear tu dolor, pero sí estás creando tu sufrimiento, tu resistencia, tu falta
de aceptación te llevará a “tu infierno particular” más allá de lo que exista
después de que se acabe esta vida, tema en el que no voy a entrar, por el
momento.
El infierno, es aquello que vives cuando te “desconectas” de quien eres
realmente, cuando dejas de escuchar a “tu sabio interior” cuando dejas de hacer
aquellas cosas que te dan satisfacción que te permiten sentir realizado y te
“conectan” con quien eres realmente, porque nosotros como esos terminales
móviles que llevamos necesitamos conectar con nosotros mismos para poder ser
felices y alcanzar el cielo en la tierra.
Buen camino
Un abrazo
No hay comentarios:
Publicar un comentario